jueves, 5 de febrero de 2009

Rubén Darío en Mallorca



Rubén Darío y Mallorca

Valldemosa


Vago con los corderos y con las cabras trepo

como un pastor por estos montes de Valldemosa,

y entre olivares pingües y entre pinos de Alepo

diviso el mar azul que el sol baña de rosa.



Y en tanto que el Mediterráneo me acaricia

con su aliento yodado y su salino aroma,

creo mirar surgir una barca fenicia,

una vela de Grecia, un trirreme de Roma.


Y me saca de mi éxtasis en la dulce mañana

el oír que del campo cercano llegan unas notas

de evocadora melopéa africana

que canta una payesa recogiendo aceitunas.



Pían los libres pájaros en los vecinos huertos,

se enredan las copiosas viñas a las higueras,

y muestra el sexual higo dos labios entreabiertos

junto al ámbar quemado de las uvas postreras.



Plinio llama Baleares funda bellicosa

a estas islas hermanas de las islas Pytiusas;

yo sé que coronadas de pámpanos y rosas

aquí un tiempo danzaron ante la mar las musas.



Y si a esta región dieron Catarina y Raimundo

paz que a Cristo pidieron Raimundo y Catarina,

aún se oye el eco de la flauta que dio al mundo

con la música pánica vitalidad divina.

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