La Jaia Corema

Hubo un tiempo en que no se comía carne durante toda la cuaresma...a no ser que se comprara una "bula de carne", que era un permiso especial que otorgaba la Iglesia, por el cual uno podía saltarse la dieta vegetal, o de pan y agua, impuesta por el clero. El que pagaba podía, el que no, cometía pecado mortal. De aquellos tiempos oscuros y no tan lejanos de la humanidad viene la Jaia Corema.

La Jaia Corema o Vieja Cuaresma personifica siete semanas de abstinencia y privaciones. Es un simple calendario de muy antigua tradición en algunas regiones españolas e incluso europeas. Tiene siete pies y cada pie representa una semana de las siete que nos quedan desde el Miércoles de Ceniza al Domingo de Pascua. Lleva un bacalao en una mano, una parrilla en la otra y un rosario a la cintura. La mallorquina, rebosillo en la cabeza (pañuelo mallorquín), delantal y falda abombada, y su trenza. Cada semana que pasa se le arranca un pie y así hasta Pascua, por lo que en épocas pasadas, cuando la cultura y la información escaseaban, debió ser de utilidad por su facilidad de cálculo.

Allá por el siglo XIX, cuando había transcurrido la mitad del tiempo de Cuaresma, la gente se congregaba delante de la Plaza de Cort, ante el Ayuntamiento, y sobre un catafalco y por un verdugo oficial, se aserraba a la vieja por la mitad, "La Jaia aserrada". Verdaderamente escalofriante, si nos detenemos a pensar en la función original del catafalco y en el "verdugo oficial".

Hoy en día la "Jaia Corema" ya no es el personaje siniestro que era. Los niños la recortan y la pintan en la escuela, para después colgarla con su bacalao y sus siete pies de la pared de la cocina.