Nuestros cereales, nuestro oro de los campos, tienen una gran belleza y un colorido espectacular.
Cada año lo contemplo, el campo en verano, con su tono dorado, con sus espigas, con su quietud...
Dejo hoy unas imágenes del proceso de la recolección y selección del grano hecha de manera artesanal...como antiguamente se hacía...com fa un temps...
Bona vesparada, María!
ResponderEliminarAfortunada tu, que ho veus cada any, i afortunats nosaltres que et tenim a tu i les teues fotografies com a testimonis d'eixa Mallorca que coneix molt poca gent, que sembla que es perd en el temps, però que encara hi ha gent que fa un esforç per a que es mantinga viva.
Gràcies per el fantàstic post.
Una abraçada i bon estiu!
Merhaba María, Καλησπέρα !
ResponderEliminarUn excelente trabajo que, siempre en tu línea "verdadera", se materializa en forma de pequeña ventana y fin del suplicio para el claustrofóbico, para el agorafóbico, para el urbanita...
De estas imágenes tan nuestras, tan mediterráneas, de siega bajo un sol inclemente y bota de vinaco resguardada al fresco bajo un árbol centenario (o milenario -que de tenerlos "tenémosles"-).
De estas instantáneas doradas que, al final, transmiten también ese reseco punzón en la garganta y el azote del calor acuciante que hace transpirar sienes y espaldas.
De cada movimiento del "macho", hermoso, sufrido, pertinaz y tozudo...
De la luz de un azul impenetrable (e incontestable) que decora las alturas y que es, al final, el reflejo de ese mar tan cercano que podemos intuir en lontananza y que buscamos olisqueando nerviosos cuando sabemos que no está...
Y de la fuerza, el esfuerzo, el sacrificio que supone doblar el pescuezo y llegar a rozar con el testuz la tierra reseca y pajosa...
De todo enamorados.
De todo pretendientes.
De todo esclavizados amantes que se comprenden es tal encuadre, en ese mundo que es nuestro mundo.
Darte las gracias, como siempre, por este, otro regalo tuyo que desde la ventanita, la mirilla a la que nos asomamos, permite que gozemos los voyeurs de lo tradicional, de lo obscenamente bello y del cada día en el campo, en la mar y el vivir cuotidano y, a menudo, enigmático y desconocido.
Selamlar,
Τα λέμε.
Bona vesprada Níkos
ResponderEliminarLa verdad es que este grupo de campesinos siguen haciendo de la cosecha una fiesta. Además se les ve cómo disfrutan.
Feliz verano
un abrazo desde Mallorca
María
καλημέρα Enric
ResponderEliminarQué hermosa descripción haces de la labor del campo. Has encontrado las palabras que a mí me faltaron para describir las fotos. Gracias a ti por tu poesía y forma de ver el mundo. Gracias por apreciar la labor de esos y todos los campesinos que con la camisa sudada y la frente encendida por el sol se trabajan nuestros alimentos.
Feliç diumenge de Agost allà on siguis.
Τα λέμε.
María